Los invitamos a conocer a la Vale, nuestra nueva Directora Ejecutiva: de dónde viene, a dónde va y que la motiva en su día a día
Desde el 1 de septiembre, Valentina Suárez, ingeniera civil industrial de la PUC, asumió como Directora Ejecutiva de Impacta. Tiene 30 años y acaba de regresar a Chile después de obtener su Máster en Administración Pública en la Universidad de Columbia. Antes de partir a Nueva York, la Vale trabajó en Impacta por más de 2 años, primero como Jefa de Proyectos y luego como Jefa de Evaluaciones. Anteriormente, la Vale trabajó como profesora de matemáticas y profesora jefe de enseñanza media como parte del Programa de Liderazgo Colectivo de la Fundación Enseña Chile.
A la Vale le entusiasma conocer nuevas dimensiones del aprendizaje, tanto a nivel personal como organizacional. Por eso cree en la evaluación de impacto y de procesos como herramientas claves para que los programas sociales aprendan, perfeccionen su ejecución y escalen su impacto.
¿Cómo llegaste a Impacta luego de tus estudios?
Cuando terminé mi máster, los socios de Impacta, Cristián y la Caro, se pusieron en contacto conmigo porque estaban buscando a una nueva Directora Ejecutiva y creían que yo era una buena candidata. Es divertido, pero antes de decidir volver a Impacta yo sabía que me iba a ser difícil encontrar un trabajo que me gustara tanto como lo que había hecho antes en Impacta, donde no solamente el trabajo era desafiante y aprendía constantemente, sino que también tenía un propósito que me movía. Eso sumado a las experiencias y aprendizajes en el máster, me llené de ideas de cómo podría contribuir a la organización, especialmente en términos de estrategia a largo plazo y visión a futuro.
¿Qué es lo que te motiva de trabajar en esta organización?
Estoy muy feliz de asumir este desafío. Me motiva el propósito de Impacta, y que cada vez es más obvia la necesidad de evidencia para tomar decisiones en los programas sociales: ya no basta con decir “tenemos 1000 beneficiarios”, sino que es necesario saber qué pasa con esos beneficiarios, cómo cambia su vida gracias a ese programa social y cómo podemos mejorar los programas. Además, me motiva tener la posibilidad y el desafío de liderar una organización con 8 años de trayectoria.
¿Cuál es tu mayor objetivo en este nuevo cargo?
Dado el momento en que está el país, con la importancia que están adquiriendo las áreas de sostenibilidad, la necesidad de las organizaciones de adaptarse a las nuevas demandas sociales y ambientales, y los grandes esfuerzos que hacen emprendimientos, fundaciones y corporaciones para resolver problemas sociales complejos, para mí es muy importante pensar a largo plazo. La pregunta que me gustaría resolver es cómo puede Impacta llegar a más programas sociales y, a través del trabajo desde el terreno y en base a evidencia, ayudarlos en su gestión para que puedan escalar su impacto. Así como queremos que crezcan los programas sociales que con evidencia pueden demostrar su impacto, queremos también nosotros crecer como organización, trabajando nuevas estrategias y metodologías para servir a más programas sociales a la medida de sus necesidades. El trabajo de estos 8 años de Impacta y nuestros clientes hablan por sí mismos: los programas sociales necesitan evidencia para aprender, tomar decisiones y crecer, y nosotros queremos ayudarlos.
Por eso, estamos explorando distintas cosas nuevas: por un lado buscar formas para democratizar las evaluaciones, haciéndolas más sencillas y cercanas. Por otro lado, queremos tomar un rol en la educación respecto de las evaluaciones de impacto, publicando columnas y usando plataformas para llegar a más personas en su día a día. También me interesa enfocarme en Impacta como organización, profesionalizando la institución y generando autonomía en el equipo.
Desde Columbia a Impacta, ¿cómo crees que tu recorrido profesional puede enriquecer a esta institución?
En esta nueva etapa universitaria que viví estos últimos dos años, me tomé el tiempo de cuestionarme, de cuestionar las metodologías o formas de hacer las cosas que conocía, de cuestionar el funcionamiento de las organizaciones. Esto, sumado al hecho de enfrentarme a nuevas realidades y conocer diferentes estrategias de seguimiento, evaluación y aprendizaje y cómo se utilizan en otras partes del mundo, hizo que llegara con una nueva perspectiva. Vuelvo a Chile con la certeza de que se puede mejorar e innovar y de que el desafío sigue siendo muy grande. Vuelvo con nuevas ideas por donde empezar y con mucha energía -más de la que siempre he tenido- para avanzar en ese camino.